¿Quién fue y quién sigue siendo Graciela Cúneo?

Una mujer muy especial, pero con una historia muy difícil. Nos dejó el 16 de Agosto del 2023, un día imborrable para muchos que fuimos y somos su legado. Porque ella nos dejó, en cada uno, sus enseñanzas, los aprendizajes, sus palabras, sus abrazos, su visión de la vida, de las cosas, de las situaciones y el valor. Nos dejó principalmente el valor, el coraje, su sonrisa, su ternura a la hora de decirte la realidad, pero sabiendo siempre que lo hacía desde el mejor lugar, su amor.

Ella tenía 77 años cuando se fue. La primera parte de su vida fue muy dura, extremadamente compleja. Y si bien le había dejado marcas, ella siempre supo preservar su mundo emocional y sus sueños de ellos, de quienes la quisieron dañar. Se convirtió en madre, ejemplar, valiente, luchadora y guerrera cuando a sus hijos les pasaba algo. Leal esposa, fiel compañera, sostén, pilar, supo armar una estructura familiar sumamente sólida que perdura, aún en su ausencia.

Un día comenzó su camino personal. Era el año 1996 cuando se produjo un quiebre en su vida, comenzaría el camino de una iluminación generosa y altruista. Venía desde algunos años en una búsqueda interior. Ella sabía que en su infancia había escondido un tesoro para que nadie se lo pudiera robar ni arruinar, su esencia. Y de adulta, tuvo la necesidad de ir a buscar ese tesoro, en aquel escondite que, incluso ella, se había olvidado dónde estaba. Hasta que en ese año lo encontró.

Estaba haciendo el instructorado de Yoga. En un lugar pequeño sobre la calle Carlos Pellegrini y Charcas. Muy pocas personas estudiaban Yoga en esos tiempos, no estaba de moda, no era algo popular ni conocido. De la mano de su maestra, Susana Ballech, ella empezó más que la construcción de una “profesora de Yoga”, ella construyó a una “Maestra”. Miles de cursos, talleres y demás fueron llenando sus días desde ese año hasta comenzar a dar sus primeras clases particulares. Profesora de Yoga, Reflexóloga y tantos certificados que no podían definir lo que ella hacía. Ese camino no se detendría nunca más, hasta ese 16 de Agosto del 2023.

Así y muy cerca abrió Juncal. Su tembló, su lugar y el de muchísimos otros. Allí desplegaba su esencia, su amor, su sostén y esa luz única que yo no le he visto en la mirada a ninguna otra persona. De perfil bajo, siempre, enseñando y dándolo todo para el bien de esos otros, los suyos, porque los convertía en partes de su mundo, eran sus alumnas, eran sus alumnos, eran sus hijas adoptadas, eran mis “hermanas de la vida de Grace”.

Su legado es nuestra misión. Seguir lo que ella inició en cada uno de nosotros. Ampliar esa luz de Consciencia que ella encendió en vos, en mí, en los que supieron habitar Juncal y dejarse sanar por sus manos y sus palabras.

Ella nos dejó su ser, su esencia, mientras habita en cada uno de nosotros. Mientras nos sigue acompañando, porque todos la sentimos cerca.

Ella fue y sigue siendo una “Gran Maestra”. Nos salvó la vida, nos sanó el cuerpo, nos acompaño a atravesar tormentas, pérdidas, conflictos, dolores y angustias. Nos sacó del pantano y nos llevó hasta la cima. Nos abrigó, nos empujó para animarnos, nos abrazó como nadie. Nos miró y en esa mirada nos vimos, nos encontramos, nos vimos reflejados en ella. Nos animó a seguir, mientras te agarraba de la mano y nunca, pero nunca te dejaba sola ni solo.

Ella fue una “Maestra” de la vida real, de la vida cotidiana. Alguien que te iluminaba el camino cuando estabas totalmente a oscuras, sin creerse un ser superior, sintiéndose una más en este mundo, mientras te hacía tu mundo muy diferente. Su humildad no tenía comparación, como su sabiduría tampoco la tiene, aún hoy.

Por esto y por muchísimos motivos más es que su legado está vivo y es parte de esta Fundación Humanitaria, que tanto ella amaba y hoy alberga su memoria.

Cada uno de los que estuvimos en sus manos somos, ahora, su legado. Están vivas, en nosotros, sus enseñanzas, sus palabras y su amor por el otro.

Su legado es para la Humanidad, para la humanidad que habita en cada uno.

Acá estará tu obra, mientras todos extrañamos tus manos, tus palabras y tus abrazos.

Graciela Cúneo le da vida al Proyecto Humanitario “Las Almas Guías. Los Sherpas de la Vida.”

Escrito por Juan Cruz Cúneo

Los Sherpas son una población étnica que vive en los Himalayas, a los pies del Everest. También son muchas personas, aunque no tantas, que viven en tu ciudad, en tu pueblo, en tu casa, tal vez. Son seres particulares, con una esencia diseñada para guiar y acompañar a otros hasta la cima. Con capacidades especiales para llevar la carga que ellos ya no pueden. Son personas, son seres que viven entre nosotros en silencio, haciendo su tarea, cumpliendo con su misión. Guiando a otros hasta lo más alto, para cumplir sus sueños.

Los Sherpas son seres humanos adaptados a las condiciones particulares de las alturas. Con una manera distinta de capitalizar el oxígeno, lo cual les permite tolerar las condiciones más austeras para la vida, allí donde todos los demás se desvanecen o se dan por vencidos. No son super hombres ni super mujeres, simplemente, están preparados ancestralmente para esas condiciones especiales, para cumplir con su misión que es guiarte a vos en tu Everest.

Ellos trabajan en silencio. Y no son los protagonistas ni el centro de atención. Pero te guían en el camino. No son maestros ni iluminados, pero están preparados para cumplir con su tarea. Y esa tarea sos vos, guiarte y llevar tu carga cuando ya no podes más; ser tu sostén y respaldo cuando te gana el cansancio; ser esa voz silenciosa que con una mirada te habla y te da las fuerzas para seguir. No te dan cátedra, ni alimentan su ego con el sufrimiento ajeno. Tienen la actitud propia de los “Sherpas”, ni sacrificados ni sufridos. Fuertes como la roca que están escalando, sólidos como la montaña que estáen frente. Pacientes y cautelosos en cada paso. Inteligentes y astutos, pero jamás subestimando a la Naturaleza humana ni a las condiciones de la vida.

Los “Sherpas de tu vida” pueden estar cerca de ti, sin que te des cuenta. Porque no hablan mucho de su tarea, simplemente se dedican a hacerla.

Son esas personas en quien pensas cuando te pasa algo, a quien llamas cuando tu alma se estruja. Es quien te abraza con las palabras justas y precisas. Es quien te da el calor que tu alma necesita, cuando estás a la imtemperie y te sentís sola. Y, después, parece que desaparece, aunque siempre te está sosteniendo.

Son almas guías. Porque te llevan a la cima de tu mundo, si es que te animás a escalarlo.

Son generadores de cambio y hacen que este mundo valga la pena.

Tal vez sos un “Sherpa” para la vida de tus hijos o la de tu compañera o compañero; tal vez lo sos para tus amigos. Ojalá que si es así, te puedas dar cuenta, y entiendas que tu misión y tu tarea es sumamente importante para vos y para esos otros.

Los “Sherpas de tu vida” es el primer proyecto de “Las Almas Guías. El legado de Graciela Cúneo”.

LOS SHERPAS DE TU VIDA”
El legado de Graciela Cúneo

El programa “Las almas Guías. El legado de Graciela Cúneo” tiene como objetivo formar a las personas en este camino de ser “guías” en sus vidas personales y en sus entornos. Buscamos abrir un camino de personalidades diferentes, para las personas distintas. Queremos aportarles un recorrido basado en las experiencias, en la formación y en la impronta de Graciela Cúneo en la dedicación a los seres humanos. Ella buscó lo mejor de cada uno, ella los guió a encontrar lo mejor “en” cada uno y continuamos con su legado, con su obra y con su estilo.

Un Guía es diferente a un líder. En el liderazgo se marca la desigualdad y cierta superioridad que desequilibra la relación entre ambas partes; se asumen roles que no se pueden intercambiar; responsabilidades que se definen de una sola manera y con ello se limitan las posibilidades de crecimiento, por lo menos, sin que haya conflictos entre ambos. En cambio, un Guía, es alguien distinto dentro de los iguales, cuya diferenciación aporta y enriquece a su entorno, a las relaciones, a su medio mientras continúa en un proceso de crecimiento y desarrollo personal. Es alguien que se siente y se sabe diferente, y quien tiene que aprender a capitalizarlo. Es quien sostiene a los demás y los acompaña en su camino, sin perderse del propio, sin alejarse de su esencia; es quien no establece ninguna cuestión de superioridad, ni de autoridad ni de poder; se comunica y transmite desde su propio lugar, el que está en constante cambio y dinamismo. Es quien tiene mucho que aprender, pero ya puede compartir todo lo aprendido; con la finalidad de sumarle a los demás y que su entorno se transforme, se modifique, sanamente.

Un Guía es una persona común, cuya misión no suele sobresalir, salvo que entres en contacto con ella y sin darte cuenta (casi) te va transformando la vida en la dirección que lo vas necesitando. Con su energía, con sus maneras, con sus herramientas adquiridas en el propio camino y desde el amor genuino por la identidad de cada uno, un Guía, te sostiene para que puedas avanzar, te acompaña para que no te sientas sola, te abraza en los momentos difíciles y te enseña a poner los límites, enseñándote a vos misma a respetarte. Jamás interfiere en el proceso de los otros, porque aprende a intervenir sin trastocar las esencias personales; enriquece con su presencia, como lo hace una madre, una amiga, un ser querido, un maestro, como lo hace un Guía en esta vida, entre los seres humanos.

Un Guía tiene una tarea importante para compartir, mientras la está desarrollando en su vida personal. Y esa tarea es el crecimiento y la evolución en la vida cotidiana, en el aquí y ahora que enlaza al pasado con el presente y diseña el futuro; es una tarea que no se orienta hacia arriba, sino que se expande hacia los costados, hacia los demás desde el entorno más cercano hasta cualquier pequeño contacto con otro. Es una tarea que lleva a activar las energías de todos los planos del ser humano en una única y propia vida, la tuya, la de los otros; unifica lo espiritual con el cuerpo, la mente con las emociones, el adentro con el afuera, la historia con el momento; a uno consigo mismo y con los demás. Busca nuevas y particulares maneras de gestionar las emociones para que la espiritualidad sea una acción del día y el cuerpo se convierta en el mejor instrumento para vivir lo que nos toca a cada uno.

Un Guía no es alguien perfecto, es una persona consciente y en camino. Se enoja, se frustra, se enferma y se equivoca; es alguien que asume sus errores y comprende sus equivocaciones con la intención de aprender, de saberse y de conocerse un poco más. No busca la perfección sino la propia madurez, la que otorga solamente el propio conocimiento, la comprensión, la Consciencia y el recorrido. Es alguien que no pretende saberlo todo y que, tampoco, se pelea con su Ego, porque no intenta extirpar ninguna de las partes de su naturaleza humana. Porque esa es la base para poder guiar a los otros, porque esa es la esencia de quien Guía a los demás y sostiene su propio crecimiento.

Un Guía es un referente. En la quietud te moviliza, en el silencio te escucha y en sus palabras concentra todo el amor para que puedas encontrar tus propias respuestas.

Este programa quiere desarrollar a las “Almas Guias” en su camino y ayudarlos a comprender la importancia de la propia Consciencia, en sus entornos, en sus medios y en sus relaciones. Para que puedan guiar a otros, pero no llevándolos de la mano como si ellos no pudieran, sino sosteniéndolos en su esencia, aportando las herramientas aprendidas, sabiendo encontrar lo mejor en cada uno de ellos para que puedan potenciar su propia impronta, su naturaleza, su identidad y su misión de vida.

Todos tuvimos un Guia (o varios en el camino), ahora tenes la posibilidad de convertirte en uno y expandir tus aprendizajes hacia los demás.

Esto es lo que nos enseño Graciela Cúneo, este es su legado, ahora, nuestra misión y la queremos compartir.

Es una tarea silenciosa, a veces invisible. Es la estructura que le da forma al hormigón para construir los edificios, aún cuando quiere llegar a ser una torre; es lo que sostiene el crecimiento de la planta para llegar a ser el árbol que está en su esencia.

LAS ALMAS GUIAS”
El legado de Graciela Cúneo